El director de cine

Cuando se define un puesto o cargo como la dirección en el cine, lo primero que hay que tener en cuenta, es que se trata de un terreno tan amplio y dispar como número de directores puede haber. El cine no es una ciencia, no son matemáticas, por lo que no hay ninguna forma exacta de definir qué tiene que hacer y cómo debe ser un director. Aunque si que se pueden poner multitud de ejemplos y ver qué terrenos pueden abarcar y cómo poder enfrentarse a ello.

Sin duda es la figura principal en la composición de una película, tratándolo como el primer autor en el cine actual. Al atribuirle el término autor, automáticamente estamos dando claras señales de que se trata de alguien con nociones artísticas, por lo que un director no solo debe saber dar órdenes, sino que ante todo es un creador.

El director se encuentra muy presente en las tres fases de elaboración de una película, preproducción, rodaje, y postproducción; y en cada una tiene que saber llevar unas funciones y dar su sentido técnico y artístico.

En cada una de las fases, debe comunicar lo que tiene en su cabeza y cómo quiere que eso quede materializado en las imágenes. Así que por encima de todo el director es un comunicador. Tiene que saber expresar lo que quiere al resto del equipo y saber narrarlo en forma de imágenes para que el espectador comprenda lo que visualiza.

Diremos por tanto, que el director es la figura que ordena todos los apartados técnicos, dándoles un sentido para que todos vayan en una misma dirección y un mismo objetivo: el de comunicar al espectador. Un buen director es aquel que logra hacer sentir lo que quiere al espectador a través de la pantalla (esto incluye la fotografía, el acting, la música, el montaje, el vestuario, el maquillaje, el sonido…). Por supuesto se necesitan grandes profesionales al cargo de estos puestos, pero el director es el que hace que todo tenga un sentido único dando uniformidad a la película, y haciéndola por tanto mucho más impactante, ya que no es lo mismo que sólo un apartado cuente la historia, a que lo hagan todos a la vez.

Vamos a adentrarnos más en cada una de las fases de elaboración de una película, y así entenderemos mejor la función del director, y veremos por qué puede haber tanta diferencia entre unos y otros.

La labor del director en preproducción

Primordial en la fase de preproducción es la lectura de guión. El director tiene que comprender perfectamente cada uno de los elementos narrativos que componen una historia para poder llevarlo a la imagen con el estilo que posteriormente elija. Es fundamental poder conocer en la totalidad lo que el guionista expone en ese guión literario, y así el director podrá darle su toque eligiendo el cómo quiere contarlo. Junto al ayudante de dirección y el director de fotografía marcará los diferentes planos que quiere, así como la atmósfera, estilo visual, etc. Así producción podrá encargarse de establecer cuánto puede costar lo que se quiere hacer y empezar la búsqueda de localizaciones, donde se hará la localización técnica para poner en común los planos elegidos según los sets.

Tras la lectura de guión el director propondrá los planos a través del guión técnico, que es justo eso: pasar la historia guionizada a imagen planificada. Esto se suele complementar con un story board, que se trata de unos dibujos que representan esos planos en cuanto a acción y componentes. Este apartado puede darse de forma que sea el propio director el que lo haga, o se contrata a un dibujante para que exprese el guión técnico en forma de story.

Storyboard de Taxi driver. Hecho por el mismo director.
Storyboard de la película Vértigo de Hitchcock hecho por un artista.

Y a partir de aquí entran todos los departamentos que trabajarán en base a esas indicaciones del director, por supuesto, bajo una continua supervisión, múltiples reuniones y diferentes pruebas para ir viendo los avances y propuestas.

Cuanto más se trabaja la preproducción, más posibilidades de que salga bien el trabajo habrá. De hecho, para muchos directores, el trabajo de rodaje es un trámite, ya que si se ha planteado bien en preproducción, las cosas deben salir como se espera.

La labor del director en rodaje

Un rodaje suele durar alrededor de dos meses, aunque por supuesto que hay muchos casos de películas rodadas en dos semanas y otras que se alargan incluso a años. En esta parte creativa, el trabajo es muy intenso, aunque como mencioné anteriormente, con un buen trabajo previo, debe salir bien. Pero es el momento de matizar, de sacar lo mejor del equipo, sobre todo de los actores. Es este el apartado más a tener en cuenta en rodaje por parte del director. Por mucho que se haya ensayado, siempre es diferente cuando los focos, los decorados, y las cámaras entran en juego. Saber cuántas veces repetir una toma para obtener lo mejor, pero sin desgastar al equipo, saber hacer que los actores se crezcan y vayan a más, que todo el equipo disfrute y se implique, que cada uno muestre su mejor faceta; esto es la esencia de la dirección en este apartado. En cuanto a la técnica, por supuesto, el director siempre tiene la última palabra, pero aquí sus dos respaldos, el dire de foto y el ayudante de dirección son los que llevan el mayor peso, uno en cuanto a los elementos que van a jugar, y el otro, en cuanto a tiempos y organización, algo realmente fundamental en rodaje.  

Director Christopher Nolan (izquierda) con el director de fotografía Van Hoytema (derecha)
Director Clint Eastwood (derecha) con su ayudante de dirección Robert Lorenz

El director en la postproducción.

Cada vez se le está dando más importancia a este apartado, no obstante, el compositor es considerado el cuarto autor (actualmente se considera cuatro autores en una película, el director sería el primero, director de foto el segundo, el guionista ocupa el tercer puesto, y el compositor es el cuarto de los autores), hay quien estima que el montaje es la última versión del guión, el etalonaje o corrección de color está cambiando absolutamente las ambientaciones fílmicas en la era digital, y es difícil que una película comercial sepa convivir sin efectos digitales.

Los CGI o efectos visuales, suelen ser propuestos por la propia complejidad de la historia, por lo que poco mando tiene el director en ello, aunque siempre hay formas de cambiar por completo un film dependiendo de las intenciones que un director proponga, como pueden ser los casos de ‘Parque Jurásico’, en el que preponderó el animatronix, o ‘Matrix’, con una propuesta innovadora al usar multicámaras para el efecto bala entre otras cosas.

Animatronix para Jurassic Park

La correción de color suele ser un apartado más fijado por la supervisión del director de foto, encargado de ese look.

Sin embargo, para la BSO y el montaje, la labor del director es contundente, y se debe hacer una gran labor junto al montador y el compositor con una supervisión continua. Esta fase puede cambiar el resultado de todo lo anterior. Grandes trabajos de edición han cambiado significativamente una película para dar obras maestras, como los casos de Walter Murch con ‘Apocalypse Now’, o Sally Menke con ‘Pulp Fiction’. O qué decir de lo que han provocado las BSO de John Willians o Morriconi. Como contraposición, tenemos películas sin BSO como las que realizaba el genuino Ingmar Bergman o autores como Haneke. Sea por no contener ni una sola nota musical o porque toda la película esté acompañada de música, como vimos en el último trabajo de Hans Zimmer junto a Nolan en ‘Dunkirk’, las sensaciones que se transmiten cambia rotundamente dependiendo de la música y los planos que se propongan.

Este mano a mano tan creativo es un pulso que debe tener gran tacto. El director es quien supervisa y manda, pero no debe olvidad nunca que tiene frente sí a maestros de su terreno, por lo que aceptar las propuestas de los montadores y compositores es un bien preciado.

Walter Murch mezclando para Apocalypse Now en 1979
John Williams, compositor de películas como Tiburón, Star Wars, Indiana Jones, Harry Potter,etc
Tarantino y su montadora (Sally Menke)

Todo esto mencionado anteriormente es lo ideal, pero puede haber múltiples variantes, y por supuesto, hay que contar con los productores y la libertad que te dejen. Ellos son los que ponen y se juegan el dinero, por lo que hay muchos aspectos que se trabajan como los productores creen conveniente. Es por esto por lo que se suele diferenciar entre cine comercial y cine de autor. No se trata tanto de que el propósito de la película sea hacer taquilla fácil, sino que más bien, se difiere en la libertad creativa que se le ha dejado al director y su equipo.

Es muy particular el caso de Orson Welles que tuvo plena libertad en Ciudadano kane, la cual fue su ópera prima, y acabó siendo una de las joyas del cine.

Cuando alguien como Lars Von Trier, Béla Tarr, Michael Haneke o Lanthimos poseen el 100% de las riendas, los resultados suelen ser enormes. Y no es que los productores no sepan lo que hacen, simplemente, ellos miran más por la parte económica que por el resultado meramente artístico. Muy conocido también es el caso de ‘Érase una vez América’. Al productor no le gustó el resultado y mandó a cambiar el montaje el cual supervisó el mismo. La crítica y la taquilla fueron duras con el film, y Sergio Leone cayó en depresión. Años más tarde, el productor afirmó que se había equivocado y se hizo una reposición con la versión de Leone, la película que nos legó es un clásico absoluto.

Orson Welles en Ciudadano Kane

¿Qué es el estilo de un director?

Cada plano, cada decisión, se puede resolver de múltiples formas, dando como consecuencia resultados dispares, o lo que se propone de forma coloquial como: El estilo de un director.

Por ejemplo, una conversación no será igual si lo dirige Spielberg, Scott o Stone, que si lo hace Haneke, Tárr, o kaurismaki, aunque sea exactamente el mismo guión. Unos tienen una vertiente de cine más comercial, y lo tratará con un mayor número de planos, ya que es a lo que está acostumbrado la mayoría de los espectadores; y los otros son de cine de autor, dándole un toque más personal, concretamente Haneke suele aguantar mucho los planos, por lo que esa conversación él la puede solucionar con un solo plano. E incluso Béla Tárr se atreve a hacer secuencias completas una tras otra marcadas en plano-secuencia. Más allá de eso, tiene que decidir cómo va a ser ese plano. Un buen director tiene que contar a través de cada plano. Por ejemplo, si un personaje se encuentra solo y se quiere potenciar su soledad, no es lo mismo hacer un primer plano estático sin más, a que el plano se vaya alejando del personaje llenando de espacio el encuadre para remarcar más esta soledad. Todo esto son decisiones importantes, que marcan mucho la diferencia de cómo nos llega la información transmitida. Un buen director tiene que saber contar, que es más difícil de lo que parece a priori.

El director deberá comunicar sus intenciones a todos los departamentos, y estar en continuo feedback con ellos para que cada paso que se de sea a favor al cómo se quiere contar la historia. Así pues, se establecerán el tratado de la atmósfera, el vestuario para cada personaje, maquillaje, fx, o cualquier otra particularidad. Y sin duda una de las prioridades para el director, el ensayo con los actores, donde se marcarán las pautas de conducta de los diferentes personajes, y el cómo se transmiten los diálogos e intenciones.

Como se puede ver, aunque de forma muy resumida, un director ha de estar encima de todos los procesos creativos, y llevar por un camino la elección que estaba en su cabeza. Por ello es una figura tan representativa y el considerado principal autor del film.

Son tantas las decisiones que se toman a lo largo de la creación de una película, que es lógico asimilar que ésta tendrá un resultado final totalmente variable dependiendo de la persona que haya ocupado este cargo tan fundamental con es la del director.

Michael Haneke (izquierda) dirigiendo a los dos actores principales de Amor.

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